Proponemos al SUD como nueva unidad monetaria para la economía argentina. El SUD arrancaría el día de su puesta en marcha en una paridad 1:1 con el dólar norteamericano, pero en seguida flucturaría alrededor de ese valor, porque es una canasta de las seis monedas "flotantes y estables" de la región: las de Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, Colombia y Perú.
El SUD combina dos atributos deseables: solidez, porque está basado en monedas que ya llevan al menos dos décadas de estabilidad de mediano plazo, y flexibilidad, porque su valor frente al dólar norteamericano fluctuaría suavamente según los impactos económicos que recibe nuestra región.
Para ejemplificarlo, veamos en el gráfico cómo se habría movido el SUD si hubiese nacido hace 20 años, en 2003, en paridad con el dólar:
Los movimientos del SUD son los que habría requerido la economía argentina para ir ajustando su tipo de cambio nominal de manera compatible con la estabilidad de precios internos y con un tipo de cambio real adecuado.
Por ejemplo, la apreciación nominal del SUD entre 2003 y 2007 habría evitado el nacimiento de la inflación, que la Argentina expermientó por mantener el valor nominal de su moneda (depreciada tras la crisis de 2001) mientras sus productos de exportación aumentaban y había un ciclo financiero favorable. Eso es exactamente lo que ocurrió en Brasil -como se ve en el gráfico- que también venía de una sobre-depreciación vinculada a la elección de Lula. El SUD se habría depreciado frente al dólar ante la crisis financiera de 2008 -amortiguando sus efectos- para luego estabilizarse. Más tarde, a partir de las medidas más restrictivas de la Fed tras la recuperación de la crisis financiera (2014) el SUD habría acompañado la depreciación de las monedas emergentes, y habría tenido una depreciación adicional con el COVID, antes de fortalecerse nuevamente.
El gráfico también sugiere por qué es mejor atarse a una canasta que a un solo país de la región. Por ejemplo: es argumentable que esa misma apreciación brasileña de principios de los 2000 fue algo exagerada; al estar el SUD atado a una canasta, los cambios son menos bruscos.
En los 20 años desde 2003, tomando el "punta a punta", el SUD habría perdido apenas el 20% de su valor frente al dólar.